jueves, 16 de febrero de 2017



HÉRCULES Y LOS ESTABLOS DE AUGÍAS. QUINTO TRABAJO

El quinto trabajo de Hércules iba a poner a prueba los límites de su dignidad. Euristeo, consciente de que el héroe, debido a su fuerza y sabiduría, iba resolviendo cuantos retos le iba encomendando, quiso humillarle con una tarea indigna y repugnante.
Augías, que había sido uno de los argonautas que había viajado con el gran Jasón, tenía el beneplácito de los dioses y su ganado no sufría nunca enfermedades. Sus innumerables cabezas, entre las que descollaban frescos alrededores del establo del rey de la Élide. Todo el ganado estaba además para, que de por si no era digna de un hijo directo de Zeus, se le presentaba tan repugnante como irreal protegido por doce  toros negros de patas blancas y doscientos sementales rojos, pacían a sus anchas por las descomunales tierras que los toros plateados, defendían de fieras y ladrones.


Pero no era arrebatar a Augías alguno de estos excepcionales animales lo que le ordenó el caprichoso Euristeo a Hércules, sino limpiar los establos en un solo día. Esta tarea era  irrealizable, pues el estiércol de los establos llevaba años sin recogerse y las heces se esparcían por los campos colindantes, propagando un nauseabundo hedor que protegía el lugar con tanta o mayor eficacia que cualquier toro bravo.
Resultado de imagen de los establos de augiasHércules aceptó el reto y, tragándose su orgullo, se dirigió sin remilgos a realizar un trabajo tan impropio de él, como si se tratara del más servil de los esclavos. No le fue muy difícil encontrar la ubicación de los establos, porque la pestilencia que los envolvía era como una mancha de suciedad que señalara su ubicación en un mapa. 


Fue gracias al consejo de Menedemo, que conocía la región, y con la ayuda de su sobrino Yolao, fiel escudero y de siempre vivo ingenio, que Hércules pudo alcanzar el éxito sin necesidad de recoger una sola pala de excrementos, o manchar sus fuertes manos, acostumbradas a tensar el arco y arrojar con fuerza la lanza. Abrieron sendas brechas en las paredes del establo y el héroe desvió el curso del rio  que limpio todo el estiercol del lugar completando hercules su trabajo

SITUACION ; museo del prado 
AUTOR : Francisco Zurbaran 
NOMBRE : Hercules desvia el curso del rio Alfeo 
ESTILO : Barroco 

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